NUESTRA TRADICIÓN

Referencia Historica de la Hermandad del Silencio de Sevilla
Referencia Historica de la Hermandad del Silencio de Sevilla

En 1779 se efectuaba por última vez la ceremonia de la Humillación de la Hermandad del Silencio, nuestra Madre y Maestra, por las calles de Sevilla. La ceremonia consistía en el encuentro de Jesús con la Santísima Virgen María en la calle de la Amargura, enfrentándose los pasos con un saludo peculiar. Se realizaba en la Plaza del Duque. Esto sucede porque en 1780 se iniciaba en Sevilla la "Carrera Oficial" obligando a las cofradías a mantener un horario definido y un riguroso control del tiempo. Esta obligación de la Hermandad matriz traerá consigo que otras de sus filiales vayan perdiendo, con el paso del tiempo, la costumbre de aquellos ritos, y se vayan "sevillanizando" cada vez más hasta perderlos en su totalidad.

En Alcalá, aún conservamos parte de un legado del que no podemos ni debemos renunciar.

Mañana del Jueves Santo. Foto Fco Jesús García 2008
Mañana del Jueves Santo. Foto Fco Jesús García 2008

En la Mañana del Jueves Santo, a las nueve, salen los judíos “en busca de Jesús para prenderlo”. Utilizan el recorrido que horas más tarde hará la cofradía.

Los Judíos parece haber tenido su origen en algún auto sacramental donde se hace la ostentación de la bandera, unido a la tradición franciscana del Vía-crucis, que desde el Puente de Jesús Nazareno (Casa de Pilatos) subía al cerro de San Roque recordando la Pasión y Muerte de Jesús. Lo cierto es que el Padre Flores (siglo XIX) en sus Memorias Históricas ya adelanta la costumbre que realizan un grupo de jóvenes que dan guardia al Monumento del Jueves Santo vestidos a ésta usanza.

 

Los Judíos es sin duda la tradición más arraigada de la Semana Santa de Alcalá y seña de identidad de la misma. Es una decuria romana formada por el “capitán” o decurión, portaestandarte, diez lanzas y un “pajineta” o niño vestido de romano, acompañado por un trío con atuendo hebreo que portan la bandera, el calamillo o flauta y el tambor.

En cada parada del recorrido del Jueves Santo, el abanderado “revoleará” la bandera, en señal de mofa, al son del ronco tambor y del calamillo; seguidamente bailará el pajineta una especie de menuet al estilo de los seises sevillanos, haciendo un son con el palillo y la tabla de la Sentencia de Jesús, escrita en latín, griego y arameo.

A las dos de la mañana del Viernes Santo, el capitán de la Judea golpeará dos veces la puerta de la Parroquia de Santiago para dar comienzo a la Estación de Penitencia de la Hermandad. Marcharán en la cofradía abriendo paso, hasta que en su llegada al puente, a las claritas del día, ejerzan su papel cumbre, prendiendo a Jesús y dándole escolta hasta el monte donde se celebra el Sermón. Una vez terminado el mismo, hasta la entrada en el templo parroquial, seguirán dando escolta a la imagen, pero portando las lanzas a la funerala.

Encuentro de Jesús con la Virgen. Foto Francisco Romero
Encuentro de Jesús con la Virgen. Foto Francisco Romero

Una vez la cofradía situada en lo alto del cerro de San Roque o Monte Calvario, se realiza la Ceremonia del Encuentro de Jesús con su Bendita Madre en la calle de la Amargura. Dicha ceremonia consiste en un primer encuentro del Paso de María Santísima del Socorro con el paso de San Juan Evangelista, el cual sale al encuentro de la Virgen. Tras el saludo de ambos pasos, las andas de San Juan se retiran y el paso de la Virgen sale al encuentro con las andas del Paso de Jesús Nazareno. Una vez enfrentados ambos pasos se saludan tres veces con un pequeño movimiento de inclinación de los mismos. Terminando la ceremonia con la arriada de los pasos para escuchar el Sermón del Calvario que dará un presbítero desde el púlpito más cercano a la explanada de la ceremonia. En la misma ceremonia intervienen varios saeteros que cantarán las antiquísimas saetas alcalareñas dedicadas a Jesús Nazareno.

Terminado el Sermón, la cofradía enfilará la bajada del monte para regresar a la Iglesia de Santiago.

En la bajada del Calvario la tradición se renueva año tras años con uno de los senderos más irrenunciables de nuestra hermandad: los nazarenitos. Numerosos niños nazarenos, con o sin la cara descubierta, con pecherín o babero y varita en ristre recorren los tramos de nazarenos, de mano de sus padres o abuelos, renovandose esta tradición de padres a hijos.

EL PIDÓN

Es tradición ya perdida desde 1960 la imagen del “Pidón” o persona que postulaba económicamente para la Hermandad a toda persona que se encontrase en el recorrido de la Cofradía. Vestía con túnica corta morada, cíngulo amarillo, medias blancas con borlas, zapato negro con hebillas y pañuelo de seda al cuello. Cruzaba airosamente las calles pidiendo limosna al grito de “Nuestro padre Jesús Nazareno” o “La reina del Cielo”, que aún recuerdan con nostalgia nuestros mayores. Los pidones eran cuatro, e inicialmente entregaban todo el dinero a la Hermandad. A partir de 1850 se introduce el sistema de subasta por pujas a la llana, percibiendo la Hermandad el importe de la postura más alta, y quedando los adjudicatarios de los platos en libertad para hacer la petición, y adjudicándose el beneficio, si lo hubiere.